La vida sigue

Mis reflexiones de anoche fueron de lo más diversas-amplias-ridículas. Empecé por una pregunta que en el momento me pareció sumamente poética... ahora que lo pienso no fue una pregunta fue una frase... ah no fue una pregunta ¿por qué derramamos muchas más lágrimas por dolor que por felicidad? y eso derivó en una serie de conjeturas acerca de si somos más sensibles al dolor que a la alegría. (tengo que confesar que no aprendo a escribir sensible, siempre lo escribo con c). 
Todo esto fue mientras me miraba al espejo y me lavaba los dientes y en un estado alterado por sustancias ilegales. Siempre, pero siempre eh, que estoy drogada se me da por apretarme granitos, y paso dos horas (claramente la percepción del tiempo está alterada) mirándome al espejo. Hasta que en un momento entra mi gata al baño reclamando que ya es hora de irnos a dormir y yo me percato de que es verdad, es hora de dormir porque la vida no es ese instante, aunque yo quisiera.

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